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Trabajas fuera de casa, gestionas y realizas todas (o la inmensa mayoría) de tareas del hogar, organizas la logística familiar y de amigos, muchas veces sintiéndote “atada” porque ya tienes compromisos a 3 meses vista… No tenemos tiempo de pensar qué queremos o no queremos hacer, porqué simplemente NO TENEMOS TIEMPO. La mayor parte de nosotras sufrimos lo que se conoce como carga mental.
Vivimos sin parar
Es curioso cómo somos capaces de sumergirnos en el HACER constantemente, sin parar a descansar, a veces incluso sin respirar.
¿Cuántas veces has realizado las tareas cotidianas con el piloto automático puesto?
Después, cuando no puedes más e intentas parar a descansar, ves que no te lo puedes permitir, porqué la lista de tareas pendientes sigue prácticamente intacta.
¿Cómo puede ser? ¿Si NO HAS PARADO ni un momento?
Nuestro cuerpo nos habla
Tu cuerpo, mientras, va dándote toquecitos, va enviándote señales de que debes bajar el ritmo:
- Dolores varios. En el primer o primeros días de la menstruación el dolor está prácticamente asegurado. Después sumamos otros: dolor de cabeza o de lumbares o de cadera o de cualquier parte del cuerpo… necesitando tomar algún medicamento para poder seguir (porque, claro, hemos de seguir).
- Rigidez de la musculatura perineal. Colocarte la copa menstrual, introducir un dildo o el pene en tu vagina te resulta molesto e incluso doloroso porque no consigues relajar del todo la tensión de tu musculatura perineal.
- Alteración de las defecaciones a causa de cómo, cuándo y qué comes.
- Alteración en tu libido. Se va mermando o desapareciendo, estás tan cansada que tú solo quieres dormir.
En definitiva, todo tu cuerpo se va agarrotando y agotando. Pero tú sientes que no puedes permitirte parar, que tienes que poder con todo. Porque ¿si no lo haces tú, quién lo hará?
Y así sigues… Hasta que tu cuerpo dice ¡BASTA!
¿De qué manera? “Quedándote clavada”, con ataques de ansiedad, brotes de migraña, o… ¿No te ha pasado nunca esperar las vacaciones como agua de mayo y que cuando, por fin, llegan, enfermas?
(Si te interesa empezar a delegar tareas de la casa con tu pareja/familia, en este artículo encuentras 6 consejos para hacerlo)
“No tengo tiempo de pensar en mí”
Todos estos son indicadores de que estás haciendo caso omiso de tus necesidades biológicas cíclicas. O lo que viene a ser lo mismo, que pasas olímpicamente de ti misma.
Pero tranquila, no es tu culpa. Nuestra cultura lleva siglos repitiéndonos que somos menos merecedoras, menos prioritarias, inferiores. Borrando de la consciencia colectiva nuestros cuerpos y nuestro placer.
Aquí van un par de ejemplos:
¿Sabías que la ciencia hasta hace bien poquito no nos tenía en cuenta? (Bueno en relación a la menstruación, esto sigue siendo un poco así) No contaban con nosotras a la hora de realizar estudios porque, según ellos, nuestras fluctuaciones hormonales lo complicaban todo. Aplicando a nuestro cuerpo “fluctuante” las conclusiones extraídas de cuerpos lineales.
Otro ejemplo es como el Dr Charles Mayo Gross al tener libertad absoluta en la 25ª edición del libro de anatomía “Gray’s Anatomy” (sí, como la serie), en 1947 decidió borrar del mapa al CLÍTORIS. ¡Al clítoris!
Suerte que Helen O’Connel, una uróloga Australiana lo redescubrió en sus disecciones y lo devolvió a los libros de anatomía en 1998. Ella observó grandes diferencias en cómo sus compañeros operaban los órganos sexuales masculinos y los femeninos. En los primeros, principalmente la próstata, se preocupaban de mantener la función y calidad sexual, preservando en todo momento el sistema nervioso del hombre. En las intervenciones a mujeres la función sexual era completamente obviada y se cortaba por lo sano. Ahí fue cuando entendió, que sus atlas de anatomía, no estaban completos.
Aún así, tuvieron que pasar varios años para tenerse en cuenta su relevancia y a día de hoy, aún hay atlas de anatomía donde no aparece o aparece incompleto.
Históricamente nos han tratado de locas, de histéricas, de intensas. Nuestro dolor físico ha importado e importa menos y se ha infradiagnosticado e infradiagnostica más.
El problema está en que no hemos sabido ver (nosotras tampoco), que simplemente somos diferentes y así hemos de vivirnos.
Hemos de empezar a priorizarnos
Es vital que nosotras empecemos a mirarnos y escucharnos, que nosotras vivamos en armonía y acorde con nuestro momento vital cíclico. Durante nuestro periodo fértil, las personas nacidas biológicamente mujeres, vamos a vivir fluctuaciones constantes.
No tiene nada que ver la balanza de hormonas que se activan en las diferentes fases del ciclo menstrual, como tampoco tiene nada que ver si estás embarazada en el 1r o 3r trimestre, o si estás en tu puerperio inmediato (recién parida), o si estás entrando en el climaterio o si ya has pasado la menopausia. ¿Lo ves, verdad?
Puedes leer el artículo de Ciclicidad Femenina para entender mejor de lo que te hablamos.
Es hora de que pongamos manos en el asunto.
No podemos cambiar siglos y siglos de memoria cultural, pero, sabiendo todo esto, SÍ PUEDES cambiar el cómo quieres encarar tu vida a todos los niveles, en general, pero también a nivel sexual y reproductivo.
Es importante para ti y para tu salud, que te PRIORICES, que te mimes, que te escuches y sobre todo, te conozcas.
“Básicamente nos volvemos más conscientes de lo que está pasando con nosotros principalmente a través de los músculos”
Moshe Feldenkrais
Como seres humanos que somos, nuestro cuerpo necesita de movimiento, necesita funcionalidad. Necesita expandirse y contraerse. Tensarse y relajarse. Excitarse y tranquilizarse. Fortalecerse y estirarse. Latir. Respirar. VIVIR EN EL PLACER.
Nuestra bioquímica es sabia. Si aprendemos a escucharla seguramente dejaremos de forzar al cuerpo hasta que diga basta. En el artículo Cómo optimizar tu rendimiento físico acorde a tu ciclo menstrual puedes ir sacando ideas.
5 minutos de auto-escucha y auto-mimo
Si al leer este artículo te has sentido identificada, te proponemos que empieces ya prestando atención a tu cuerpo.
Cuando decimos ya, es ya. Cierra un momento los ojos y haz con nosotras estos tres ejercicios. Serán 5 minutos, pero regalándote sólo esos 5 minutos de auto-mimo, tu musculatura y por consiguiente tu cuerpo mental, físico y espiritual te lo agradecerá:
- Observa cómo es tu respiración. ¿Le resulta fácil a tu cuerpo moverse para que entre el aire? O ¿Por el contrario, tu diafragma, musculatura cervical y costal dificultan dicho movimiento?
- ¿Cómo está la musculatura de tu mandíbula? ¿La sientes relajada? o ¿más bien tienes toda la musculatura tensa y apretada?
- Vínculo mandíbula – periné. Cuando la mandíbula está en tensión, apretada, contraída, el periné también lo está. ¿Puedes sentir cómo está tu periné, la musculatura que está por dentro de tu vulva y ano?
Con la escucha de estos tres bloques, mandíbula, diafragma y periné ya tienes mucha información que recoger.
Ahora, tras hacer la percepción y escucha de tu cuerpo, repásalo con tus manos, en modo de caricia, dándole presencia y cariño.
Desde Dona Cíclica te queremos animar a que no te resignes a este estado corporal, a que escuches a tu cuerpo y a que aproveches tu biología para hacerte tus tareas más fáciles.
Deseamos que te haya gustado. Sabes que cualquier duda, reflexión o comentario será más que bienvenido.